domingo, 27 de septiembre de 2009

OTOÑO

Las nubes acorralan al cielo azul,
y nosotros nos miramos con altaneria.
Me retas y te reto,
en una silenciosa conversación
interrumpida por un sonoro trueno
y la irrupción de tu lengua en mi boca.

Se inicia la tormenta,
mis manos se abalanzan sober tu cuerpo,
te exploran, te descubren y revelan.
No se queda atrás mi boca ávida.

La lluvia descarga sobre la tierra.

Eres un buen contrincante para esta pelea.

La tormenta llega al climax,
nosotros nos abandonamos al mullido colchón,
cansados, las manos quietas, los cuerpos sudorosos.

En el duermevela,
no percibo el sonido de las gotas golpeando contra el cristal.

La lluvia ha dejado de caer.
Ya no hay tormenta

Paseo

Esta tarde lluviosa,
camino por las calles de mi barrio.
El gris del cielo y las calles se confunden,
la gente continua con sus vidas.
Las parejas pasean,
discuten,
se aman.

Yo observo, miro e invento,
las vidas de los otros
basandome en su atuendo y en sus gestos.

Simplemente es un juego.

El cielo encapotado
anuncia la lluvia otoñal,
y el final del paseo.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Insomnio

Noche insomne.

La noche se divide en fases,

la del sueño ligero,

en la que cualquier ruido te despierta.



La ausencia de sueño,

el tic-tac de reloj,

es lento, monótono,

en ocasiones exasperante.



El alba...

ese momento,

en que la ciudad duerme,

y se la siente respirar.



La luz es todavia tenue,

se asoma por la ventana.

Se oyen los despertadores de los vecinos.

La ciudad recupera su ritmo,

pero tú,

estas tumbada en la cama,

con los ojos como platos,

con la cabeza echando humo

y sin dormir.



No sabes porque no tienes sueño.



La luz inunda el cuarto,

que a la vez se llena de sombras,

tu despertador suena.



No sabes porque pero tienes la sensación
que la vida te pesa como una losa.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Sueños

No quiero cerrar los ojos

por temor a dormirme y comprobar que es un sueño.



Estas a mi lado,

tu silueta llena mi cama,

mientras amanece

la luz de la mañana,

que se filtra por la ventana,

te dibuja.



¿Son tus labios los que me besaron anoche?

¿Son tus manos, las que hambrientas, dibujaron mi figura?

¿Son esas manos que descansan sobre tu pecho,
las que me llevarón a la locura?



Te miro,
mientras duermes
te observo,
en tu descanso
te aprendo
y te memorizo.


Para que cuando por la noche cierre los ojos,

crea que no fue un sueño.