Son tus manos,
las raices
que me anclan a la tierra.
Acurrucada,
en el hueco de tu pecho,
con tus labios susurrando dulces promesas.
Te miro.
Callo.
Tus ojos en mis ojos.
Ese silencio dice mas
que lo que yo quisiera.
En honor a la verdad han sido muchas conclusiones, pero solo me acuerdo de esta.